jueves, 11 de octubre de 2012

Fuck the world, fuck the life.

Me dais envidia, tan ingenuos, una vida por delante, nada a las espaldas. Camino que recorrer, oportunidades y muchos cruces. Años, minutos al menos.

Las primeras sensaciones, los mejores años. Todo antes del vértigo, de verte arrojado contra una pila de libros y apuntes, futuro, decisiones ya tomadas, aquéllas que condicionaron la que viene, la que realmente condiciona. 

Y, a pesar de todo, ni siquiera sonreirás al recordar. Tantos años sin hacer nada, dirás, sin vivir, siempre la misma dirección: decidí abstenerme de emociones fuertes. Maldita sea la hora en que pensé. 

Ahora ya nada, haz la maletas, llénate el coco de ideas y haz una puta matrícula en condiciones. Igualmente pasarás frío, en el norte, lejos. Libre como quisiste. Tanto lo quisiste que ya no... Ojalá  y volviese, girar hacia la izquierda. 

Todavía puedes, te dirán, eres joven, quién pillara los dieciseis-diecisieteparadieciocho. Toda una vida por delante. Camino por recorrer. Ellos ya pasan frío, aunque en el sur, de lejos ven las piedras pequeñas,  piensan en rodearlas. Tú la intentarás saltar. Desde arriba, desde arriba, caerás; crecerás.

Y las heridas no se te curarán; las dejarán sangrar.
Y no hará tanto de cuando te ponían tirirtas, eso es lo peor: el shock.
El puto salto.

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